No lo digo yo. Lo dice el periodista Álvaro Delgado en su más reciente colaboración para el semanario Proceso:
Fue la tarde del 7 de febrero de 2008, en el hotel Presidente Intercontinental de la Ciudad de México, cuando Manlio Fabio Beltrones, previa consulta con Carlos Salinas, emitió el dictamen: Leonardo Valdés Zurita sería el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE).
“Gracias, senador”, respondió Valdés, según testigos del arreglo personal con Beltrones, quien enseguida se comunicó con sus operadores en la Cámara de Diputados para transmitirles que ya había “dispuesto” al sucesor de Luis Carlos Ugalde en la presidencia del IFE, en ese momento interinamente encabezado por Andrés Albo, amigo de bohemias de Felipe Calderón desde principios de los noventa.
Valdés había logrado convencer al coordinador de la bancada perredista, Javier González Garza, de proponerlo como aspirante a presidir el IFE sólo por haber sido militante del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) de Heberto Castillo, y Beltrones capitalizó astutamente esa torpeza para tener un consejero más a su causa, aunque con un barniz de “izquierda”, para usarlo en los momentos clave.
Las elecciones presidenciales de 2012, por ejemplo.
No es casual, por ello, que Salinas haya sido el invitado principal en las fiestas del 20 aniversario del IFE, cuya disertación tuvo como marco el patio central del Palacio de Minería, con burócratas del IFE, algunos estudiantes y periodistas como oyentes.
La justificación para esa presencia de Salinas fue que él creó esa institución, pero también se trata de un mensaje: El IFE nació sometido al gobierno de ese personaje y, 16 años después de irse del país por el repudio popular, retoma el control para la reconquista del poder presidencial a trasmano.
Respecto a la aparición pública de Carlos Salinas de Gortari en el 16° aniversario del IFE, señala el periodista Jenaro Villamil:
Salinas no perdió la oportunidad para pontificar sobre la alternancia y la democratización del país, llevando agua para su molino. “Si la alternancia es la prueba de la democracia… bienvenida para el 2012”, afirmó en un claro mensaje anticipado de campaña a favor de su partido y, por supuesto, de su principal candidato, Enrique Peña Nieto.
Obviamente, todo esto forma parte de la estrategía del ex-presidente priísta para dominar las decisiones del Instituto Federal Electoral hacia las elecciones federales de 2012, y con ello, favorecer a su ahijado político Enrique Peña Nieto.
El primer paso, por supuesto, ya ha ocurrido, el cual es restarle presencia mediática a Andrés Manuel López Obrador, y con ello, alejarlo de los medios masivos de información, es decir, de los televidentes.
El segundo paso, es terminar el posicionamiento de Enrique Peña Nieto como un personaje de telenovela más, inofensivo, apasionado, entregado y comprometido, sobre todo después de su matrimonio con Angélica Rivera.
El tercer paso es mandar a quemar las boletas electorales de la elección presidencial de 2006, con el fin de eliminar cualquier prueba histórica del fraude electoral que, por segunda vez, le robó la Presidencia de la República a la izquierda mexicana.
El cuarto paso es integrar en el IFE consejeros electorales a modo que le permitan minimizar los abusos y las trampas electorales del PRI, pero sancionar enérgicamente las faltas y los errores en los que incurran tanto el PRD-PAN como el PT y Convergencia.
El quinto paso es preparar el terreno político, operacional y jurídico para llevar a cabo un nuevo fraude electoral y una nueva "caída del sistema", en la cual, después de simular que se cuentan las actas electorales, manipular los resultados del PREP y desestimar de nueva cuenta el "voto por voto, casilla por casilla", se declare Presidente de los Estados Unidos Mexicanos a Enrique Peña Nieto, y de esta manera, el Salinismo regrese al país.
El verdadero peligro para México es Carlos Salinas de Gortari, y hoy más que nunca, debemos tener los ojos bien abiertos y seguir muy de cerca todas sus reuniones y todos sus movimientos.
Saludos.